Sócrates, “solo sé que nada sé”
es la que me hace diferente de los demás que creen saberlo todo; fue la
afirmación que marcó el hito de la historia de la cultura de la humanidad,
hasta la actualidad; puesto que siempre hablan de él. Debemos estar preocupados
de que la gente no hable nada sobre nosotros, ésta nos hace sentir que le
importamos a aquellos que hacen una plegaria en su vida efímera para mediar,
meditar, planificar, complotar, regatear, hacer un lobby, actuar canallescamente
y así disfrutan de la vida porque no tiene otra alternativa de sentirse
importante a costa de mí, y competir con la intelectualidad en su “chatura”
mental que se siente inalcanzable si no hablan de mí, como de los grandes
intelectuales de la humanidad.
Amar a nuestros semejantes es la
consigna religiosa, también una consigna socialista que fecundó el proletariado
de la solidaridad de clase ante los empleadores que explotan a la masa
trabajadora; sin embargo aquellos que ventilan dicha consigna traicionan con la
justificación de la ética subjetiva y así se identifican de sobremanera en cada
instante que ataca; para hacernos sentir importante siempre acude a la
axiología y concluir sucumbido en su propia trampa. El ser humano será
trascendente en la historia humana de que sus semejantes siempre están
pendientes de los pasos que damos, y solo sé que hablan de mí, así nos hacen
sentir de que existimos dentro de su pensamiento y es de suponer que jamás
hablarán bien o de manera positiva, concluyentemente es positiva, porque sino
comentan y no están pendientes de nosotros debemos estar en la muerte civil y
humana dentro de esta sociedad putrefacta que muy bien encaja con los que
hablan de mí.
Los anales de la cultura de la
humanidad están plagados de anécdotas entrelazadas con la realidad, donde
siempre fueron maltratados en su contexto, para citar existe un conjunto de
personajes como César Vallejo, que fue despedido de la docencia en una escuela
de primaria, cuando le preguntaron y ahora que hará, él respondió que se irá a
la sierra a sembrar papa a la huancaína. “Todo se puede comprar a unos precios
tan bajos que uno se pregunta si no llegará el momento en que nadie desee
comprar. Cualquier marqueur de la especulación que se dedique a seguir
meticulosamente el nuevo y significativo curso de la filosofía, cualquier
profesor libre universitario, docente, particular o estudiante, cualquiera que
tenga la filosofía como profesión o afición, no se detiene en el estadio de la
duda radical, sino que va más allá” afirmó Kierkegaard en su libro Temor y temblor. Cuando solo hablan de
mí, no tengo la culpa de ser parte de la filosofía que ve más allá de su propio
velo de las cuáles emite una cicuta tal cual ponzoña de la podredumbre que
tiene bajo el velo, donde existe un conjunto de minucias que aplauden tal
fenómeno con un orgasmo sediento de maldad para después hablar solo de mí;
porque no hay otro motivo, asunto más importante que yo.
Terminaron un manual de la
filosofía lingüística, sin saber absolutamente nada de lo que están haciendo,
porque concluyeron su vocabulario reducido para hacer de lo mismo una agenda
eterna de los siglos por los siglos, hasta que dejen de hablar de mí; cuando
dejan de hablar de mí, se inhiben porque en su conciencia está sufriendo por
mí, y eso me hace sentir importante porque de otra forma no la tengo, gracias a
que hablan solo de mí. Muchos nombres de los grandes intelectuales retumban el
alma podrida, porque pronuncian mi nombre, no lo hemos pedido a que hablen solo
de mí, sino que buscan hablar de mí porque soy importante, ni les ocurra
motejar de pedante porque ellos lo hicieron que sea así y no de otro modo. Me
preocuparía cuando no solo hablan de mí, terminarán como el personaje de José
Saramago en su libro Ensayo sobre la
ceguera, el sujeto perdiera la visión repentinamente y éste posiblemente es
una epidemia que preocupa a las instituciones más importantes, me preocuparía
sobre el asunto, porque faltaría el sentido más importante de verme
constantemente y tragar su viles para terminar en una masturbación mental en su
entorno, porque faltaría temas visuales para hablar solo de mí.
El comentario popular afirma que
cuando te odian, solo habla de ti, según las líneas freudianas, están
enamorados de mí; no sería fácil porque tan feos gustos no la tengo, estaría
faltando a la verdad de la belleza objetiva, muy confundido con el subjetivo
que nos vigila constantemente en nuestra vida diaria. A los que realmente hacen
algo diferente en la vida como afirmara Ernesto Sábato en su libro Antes del fin, a este mundo le falta “locos”
que den ejemplos de que la vida es otra, independientemente de nuestra
voluntad, que los “locos” trazan la agenda del comentario diario y hacen sentir
que existimos; puesto que los racionales están preocupados por controlar a los “locos”,
para después aceptar su recurrido con pena y resignación, terminarán aceptando
la dialéctica de la ley de la unidad y lucha de contrarios, donde es una
condición necesaria la contradicción para que exista el desarrollo. Muy tarde
nos dará la razón que en vez de hablar solo de mí, debieron haber realizado
algunas cosas más importantes por lo menos hablar más de su esposa, de su
esposo que era persona más importante que yo; porque con su pareja se acuesta e
intimida a su manera, pero que no sea motivo de su inhibición sexual, cuando
solo hablan de mí. Finalmente sucumbirán en el trama de Caín de Saramago, expulsados del paraíso para sentir vergüenza de
su propio error y sentirse esclavo de por vida de un Dios castigador,
terminando con San Agustín en su ciudad de Dios, y por mi culpa serán
destinados al infierno, puesto que sobrepasaron el libre albedrío vigilado de
solo hablar de Dios, la salvación será con una penitencia como la hermandad de
cargadores de andas, supuestamente de algún santo que no sea yo; porque solo sé
que hablan de mí.
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