Bienvenidos a mi blog Edgar Gutiérrez Gómez

12/3/12

La felonía de la lealtad

En tiempos modernos o postmodernos que vivimos, aunque con pensamientos medievales, arcaicos con eufemismo sin sentido nos lleva a pensar que podemos ser leales a un individuo que cree que es nuestro mentor. Al estilo de los antiguos césares que los esclavos jugaban un rol importante llamados “catavenenos”, pareciera que vivimos en esas épocas de un servicio perpetuo que se creen dueños de nuestra independencia y libertad individual. Jean Paúl Sartre lo había sentenciado que el hombre a pesar de vivir en sociedad primero es individuo.
Existen individuos que no merecen ser nombrados al puro pensamiento del antiguo filósofo Parménides sobre El Ser y No Ser; dejando a un buen razonamiento del No Ser, ni siquiera debemos pensar menos nombrar; pues existe ese tipo de individuos en nuestro medio que creyendo ser eterno actúan mezquinamente con apoyo de los apóstoles sin apostolado alguno; porque no tienen otra salida para mantenerse sumido en su inocencia “ramplona” y no puede buscar la independencia de opinión y sentirse algo más de la nada que siempre vivió en la caverna platónica, sin poder buscar la luz que está para todos; sin embargo se sienten seguros y contentos en su caverna de la vida oscura, el mundo de las ideas como los amores platónicos.
Debemos darle acaso crédito a los Borgia que se mantuvieron y escalaron en su deseo del poder con la especialidad de envenenar a sus rivales, porque le faltan argumentos racionales para rebatir su cretinismo mental y se siente dueño del mundo en su vida ilusoria como los remedos de las religiones en el mundo que viven de manera irreal carente de verdad y razón; pero están ahí conglomerados con un culto a la nada del No Ser. Pareciera que estamos dentro del poder mesiánico que se debe guardar la lealtad, pero ¿a quién se debe guardar? si todas las personas viven bajo la felonía de la vida individual que cometen iniciando con sus parejas, hijos, amigos, divinidades, principios, ideales, sueños y más aspiraciones que fueron truncados por su propia felonía del destino real que uno mismo se ha trazado.
Al margen de ser enviados divinos que mucha gente se adula a sí mismo como; tal vez Pitágoras, Empédocles, Sócrates, Jesús y otros individuos que creyeron dominar y someter a la muchedumbre que embobados escuchan la perorata de siempre; ofendiendo a los sofistas que se comparaban con los filósofos reconocidos en la historia mundial. Hay ciertos individuos que abrazan y se vanaglorian con la rótula del caudillo iluminador hacia los embobados de las cavernas que no pueden ver la luz de la libertad. Argumentan que traicionaron su lealtad, pues no vivimos en la época del oscurantismo infantil como para tragarse esa idea de la felonía; porque, nadie, absolutamente nadie es imprescindible en este mundo y se no le gusta esta realidad, pues la hay otras salidas como es la autoeliminación. La mayoría de seres humanos se quejan de este mundo que todo está mal y ¿cuándo estuvo bien?; lo histórico y lo lógico determina que nunca estuvo bien y será así eternamente.
Fuimos felones y lo fueron felones todas las personas que nos rodea y los que vendrán, así que no hay de qué preocuparse más por el contrario debemos estar acostumbrados con esa vida; puesto que es la razón del buen vivir. Jesús “Cristo” fue traicionado por sus discípulos en muchas ocasiones cuando la muerte les acechaba; entonces quiénes somos nosotros para quejarnos de la felonía de nuestros amigos, enemigos, hijos, padres, parejas; por el contrario debemos agradecer, significa que no estamos actuando bien; es más, nunca hemos actuado bien. Es bueno dar un paso más que otros, significa que terminamos saliendo de la racionalidad o de la irracionalidad, dependiendo de cómo estamos viviendo en nuestro contexto social y familiar. Nietzsche afirmaba que dar un paso más del resto es de locos y atrevidos; puesto que el resto admira para después recién animarse y seguir los pasos, entonces hagámoslo seamos diferente del montón, el montón aburre es un rol social hecha a la medida de los analfabetos; justamente en ser otro es donde se nota la diferencia del mejor ser humano. Ya lo afirmaba Ernesto Sábato este mundo está plagado de racionalistas, es tiempo de locura porque son ellos que dan sentido a esta vida pacífica; como también al estilo de José Saramago en su obra Caín, que Adán y Eva se aburrieron de la vida paradisiaca que llevaban ante los ojos de Dios. La tranquilidad también es aburrimiento, cansado, tedioso, rutinario; significa que hay que buscar otras felonías y lealtades en otra parte como puede ser en el infierno que pronto nos reencontraremos ahí, unos irán antes que otros, pero estaremos juntos donde todo termina con la muerte. Como determinó Albert Camus, la única verdad en este mundo es la muerte, felones no felones; leales no leales tenemos un solo camino que nos espera más allá que es la muerte, y no así un superhombre, un hacedor que lo ve todo, una divinidad que nunca se asoma a la realidad; cuanto más nos acercamos a él se aleja más y más. Es bueno juntarse en grupos; puesto que las peores amenazas naturales y sobrenaturales se asoman a los que caminan sólo; finalmente que vieron fantasmas en donde no existe nada.

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