Fedor Mijáilovich Dostoievski (1821-1881) es más conocido como literato, escritor y un gran novelista. Ésta vez revisemos su filosofía. Prima en su filosofía ideas místicas y religiosas. Nuestro mundo es el purgatorio de los espíritus celestes nublados por el pensamiento del pecado. El hombre es un hijo bastardo del espíritu supremo. Desarrolla una simpatía hacia los humillados y ofendidos. Ésta se refleja en el movimiento revolucionario de liberación, de las tradiciones ilustradas y de amor a la literatura clásica rusa y mundial. Tras la derrota de la revolución de 1848 en Europa Occidental, los zaristas someten a Dostoievski a un simulacro de ejecución de una pena de muerte dictada contra él, finalmente conmutada por diez años de trabajo forzado y destierro.
Las intimidaciones zaristas hacen cambiar de idea al pensamiento reaccionario y la filosofía mística. Producto de su pensamiento sus obras literarios pierden el realismo. Hay una contradicción interna de la concepción y su producción literaria y una simpatía con las capas pequeñoburguesas. Fustiga la hipocresía de la burguesía en sus obras Crimen y Castigo, El Idiota, El Adolescente, Los Hermanos Karamázov. Negaba el socialismo como único camino real para modificar las condiciones existentes, busca el perfeccionamiento del individuo a través de la moral religiosa, en la utopía reaccionaria.
Dostoievski consideraba que el perfeccionamiento moral del individuo trae consigo el cambio de las costumbres de la sociedad. Para él no existe una teoría científica del desarrollo de la naturaleza y la sociedad. El incremento de la inmoralidad y de la delincuencia, consecuencia del capitalismo, lo atribuía erróneamente al ateísmo, al materialismo filosófico. El escritor trataba de encontrar el camino de la regeneración moral del individuo con ayuda del amor cristiano activo. Denunciaba la moral burguesa su caridad aparente, el poder del dinero sobre los hombres y la acomodación de las consignas de libertad, igualdad y fraternidad a los fines de la burguesía.
El humanismo cristiano planteado se refleja en Katerina Ivánovna, una de las heroínas de Dostoievski, víctima de la miseria y las calamidades, ejemplo vivo del absurdo que significa confiar en la misericordia cristiana, lanza un reto a Dios a las puertas de la muerte: ¡Yo no he pecado! Sin necesidad de eso Dios ha de perdonar.
Cuando Raskólnikov refuta las esperanzas de Sonia Marmeládova – con su infantil impotencia- es la misericordia de Dios, afirma que ella se sacrificó y traicionó inútilmente. El verdadero humanismo y el realismo del escritor condenan en El Idiota al fracaso el amor cristiano del príncipe Mishkin a los hombres. Y en los Hermanos Karamázov, los argumentos del ateo Iván son tan superiores a las profecías religiosas de Zósimo que el monje Aliosha “no acepta la armonía mundial” si ésta “se basa se quiera sea en una lágrima de un solo niño martirizado”. Dostoievski comprendía el carácter contradictorio y la fragilidad de su posición en las cuestiones filosóficas-religiosas; Dios y la religión no se acomodaban bien su alma, inclinada a la rebelión.
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